sábado, 18 de julio de 2009

Israel ataca Palestina con chicles afrodisíacos

¡Jodíos judíos!No sólo controlan las finanzas mundiales y conspiran para gobernar el orbe en la sombra como dejó claro el incontestable "Protocolo de los sabios de Sion". No sólo se alían con burgueses en ocasiones y con marxistas otras, como nos instruyó el bueno de Adolf en aquel libro que escribió en la cárcel tras el glorioso "Putz". Ahora, además, usan nuestros instintos para dominarnos. El infame estado de Israel (a ver si Irán y los santos mártires nos libran de una vez de él) ha iniciado una ofensiva a la altura moral de sí mismo. El primer paso es Gaza, pero la franja palestina es sólo el campo de pruebas de un intento de control planetario al que todos nos veremos sometidos de no confrontar esa raza condenada. Resulta que el Mossad y el Ejército Israelí están filtrando chicles afrodisíacos para pervertir a la juventud palestina e impedir así que se centren en los actos que les fijarán en la eternidad (detonarse en una discoteca abarrotada de Tel-Aviv, por ejemplo). Afortunadamente, la policía de HAMÁS, esa tradicionalista organización benéfica que cuida del bienestar de los palestinos, ha capturado a contrabandistas del letal chicle que han confesado (al final les pudo la mala conciencia ante las preguntas educadas de sus captores, claro) su colaboración con el espionaje hebreo.
Es de esperar que el legítimo gobierno de los palestinos, bien asesorado por los Guardianes de la Revolución iraníes, sepa abortar el peligro y salvar así al mundo de este nuevo complot judío. No estaría de más una prohibición del chicle, que al fin y al cabo tiene pinta de ser un invento del decadente Occidente donde (al menos en el hemisferio norte) estos calores veraniegos nos hacen soportar la impía visión de mujeres destapadas hasta la infamia absoluta.Menos mal que aún quedan hombres cuerdos que saben que el chicle es un riesgo capital contra la verdadera civilización. Seguid alerta, hermanos.

miércoles, 15 de julio de 2009

El liberalismo aplicado al ciclismo

Sin duda sería grosero aplicar de manera estricta los principios liberales a un deporte. Pero existen modos de comportamiento que se acercan o se alejan más del Liberalismo y que suelen tener los mismos efectos sea cual sea el entorno donde se aplican.

Veamos el ciclismo. Un deporte acosado por sus miserias internas, con su honorabilidad puesta en duda desde hace más de una década y con la permanente sensación de que todos hacen trampas pero unos logran que no les pillen y otros no, se enfrenta ahora a un nuevo debate: el pinganillo. Se trata del auricular por el que el director del equipo ordena a sus ciclistas lo que deben hacer. Roba la espontaneidad del corredor y convierte en factótum a un tío que va toda la etapa en el coche con el aire acondicionado. Evidentemente, resta espectacularidad a la competición.

Hete aquí que la organización del Tour, acostumbrada a hacer y deshacer a su antojo usando a la UCI (Unión Ciclista Internacional) como palmero o báculo de conveniencia, decide probar en dos etapas la supresión del pinganillo de la discordia. Es lo que podemos considerar una práctica intervencionista, incluso aunque como espectadores la veamos como fomentadora del espectáculo. Pero dicho intervencionismo "de buena voluntad" suele tener efectos casi tan malos como el intervencionismo de voluntad menos buena: lograr un escenario peor que el que se quería evitar. De la misma manera que los rescates bancarios impiden el saneamiento del sistema financiero, perpetúan a las entidades menos eficaces y engrosan el déficit público, la supresión del pinganillo logró, en vez de aumentar el espectáculo aniquilarlo por completo. Los equipos pactaron una etapa al ralentí, podríamos decir que "coludieron" para sabotear la competencia, renunciaron a competir entre ellos, arruinando el fruto deseado: la espectacularidad.

Aquí, los equipos ciclistas, especialmente sus directores, se comportan como "lobbys" que no quieren ceder su poder aunque eso suponga perjudicar a su cliente último (que es el espectador). El organismo central que interviene, en vez de propiciar un acuerdo, lo hace mediante un mandato improvisado y torpe (como las medidas anticrisis de los Gobiernos) que no tiene en cuenta la reacción de los agentes a quienes se les impone el mandato. Finalmente, el máximo perjudicado es el que se tiró un par de horas viendo una etapa prescindible y sin historia, de la misma manera que es el ciudadano quien suele ser el más dañado por las intervenciones continuas del Estado, incluso las bienintencionadas.

Sinceramente, en el asunto del pinganillo yo veo una clara moraleja sobre la ineficacia de las medidas intervencionistas incluso cuando son útiles "prima facie".

martes, 14 de julio de 2009

Nuevo ataque al libre mercado

La famosa web de subastas Ebay está solicitando a sus usuarios que firmen un formulario para presentarlo ante la Comisión Europea y el Europarlamento. Es una medida reactiva contra la iniciativa de grandes marcas de lujo europeas (sobre todo francesas, cómo no) mediante la cual solicitan que se restrinja por normativa europea el comercio electrónico sancionando la venta por internet de sus marcas. No queda claro si las propias marcas podrían venderse ellas mismas por internet, pero cabe sobreentenderlo. Lo que solicitan que se prohíba es que la venta sea con intermediarios.

Es una historia que hemos visto muchas veces. Alguien tiene una muy buena idea y la pone en marcha. Logra unos grandes beneficios porque su idea fomenta la interconexión entre particulares y espolea el intercambio comercial logrando bajar precios y aumentar la oferta, lo cual acaba incrementando la demanda y así sucesivamente. Esa buena idea (que es Ebay) logra que un particular tenga unas posibilidades de venta y de compra casi ilimitadas a precios poco intervenidos. Es una gran demostración del poder del mercado. Existe una gran capacidad de autoregulación debido a que cada individuo puede puntuar al otro en cada operación y la gente suele fiarse de quien tiene puntuaciones muy buenas. Quienes las tienen menos buenas, necesitan vender más barato. Reglas claras, concisas y sin contradicciones. Y funciona. Tanto que ha logrado cambiar los hábitos de consumo de mucha gente. Y eso no les gusta a quienes ya tenían una posición en el mercado y no quieren evolucionar.

Así que esos gigantes que ven conmovido su lugar en el mercado, ¿deciden competir? No. ¿Deciden innovar? No. ¿Deciden adaptarse? No.

Deciden, lisa y llanamente, moldear el mercado a su antojo. Pero ellos no pueden hacerlo con tanto poder como quisieran, así que van a llorarle al político de turno. En este caso es la Comisión Europea (ya que Ebay ha multiplicado las transacciones internacionales y especialmente las comunitarias); en otros casos será el Gobierno nacional, el autonómico, el local... Esas grandes empresas usan la excusa de la falsificación: "Se venden imitaciones de mi marca y eso me genera un perjuicio". En realidad, al político lo que le dicen es "aprueba la ley que a mí me conviene o tendré que reducir puestos de trabajo en mi empresa, haré que sean despidos sonados y tú serás el perjudicado". El político ni se lo piensa. Y menos habiendo crisis.

Perseguir la falsificación puede ser un motivo noble, pero la legislación que se pretende aprobar supondría que Kristine Falkenberg, de Köln, no podrá venderle un artículo de segunda mano a Claude Dupin, de Marsella, porque la marca no quiere, la UE no les deja y porque serán automáticamente sospechosas de traficar con falsificaciones... incluso aunque el producto sea auténtico. Para colmo, se ignora deliberadamente que existe una amplia demanda de productos que imitan a marcas auténticas y que su carácter de imitación es conocido, asumido y a veces hasta deseado por el consumidor.

Siempre que una buena idea profundiza en el funcionamiento y en la eficacia del libre mercado, vemos este tipo de reacciones, similares a las de los gremios profesionales de hace siglos. Estos "lobbys" defienden claramente el perjuicio del consumidor ocultándolo bajo manidas excusas, muchas de ellas de corte proteccionista (para configurar como más intolerables los productos falsificados, se hace hincapié en su origen asiático). El problema es la debilidad ideológica y la podredumbre intelectual del político cortoplacista de turno, obsesionado con las elecciones más cercanas y con profundo desconocimiento de las ventajas del mercado sobre el dirigismo gubernamental.

Si sois usuarios del ebay, recomiendo que firméis el protocolo. No seamos tan ingenuos de pensar que este será el paso final contra el librecomercio en internet. De tener éxito, sólo será el principio. Y por ahora, van ganando la batalla: